lunes, 23 de julio de 2012

La escuela española hace 50 años

Para realizar la exposición de la educación española hace 50 años y, particularmente, cómo era en mi localidad natal, Casas de Don Pedro, me he basado en la experiencia de Juan Guillermo Rodríguez Cano, Administrativo del Ayuntamiento ejerciendo las funciones de Director de la Biblioteca Pública Municipal “Espronceda” y de la Universidad Popular “Fray Francisco de las Casas”,  de 56 años de edad.

En la época en que este vecino inició su, digamos, “andadura académica”, allá por el año 1960, (luego vendrá la explicación a esta temprana edad, aunque no tan temprana teniendo en cuenta que actualmente a los 12 meses ya están en los Centros de Educación Infantil, vulgo “guarderías”) existía la enseñanza de párvulos, llamados comúnmente “parvulitos” y coloquialmente “escuela de los cagones”, que iba de los 4 a los 6 años y que, en esencia, se podía catalogar como las actuales guarderías, (o Centros de Educación Infantil), ya que no había obligación alguna de asistir. Simplemente, y debido a la estructura económica de la población, los días en que ambos componentes de un matrimonio debían dedicarse a las labores de la agricultura o la ganadería, (fuentes de las que antes, ahora y, salvo milagro, en un futuro, se sustenta la población), reitero que en épocas de recolección, sobre todo en invierno con la aceituna, los niños pasaban la jornada en el Colegio de los Parvulitos, que en nuestra población estaba ubicado en el edificio de la Casa del Pueblo, en la Plaza de San Sebastián, y estaba regido por el Arzobispado de Toledo, ya que en la posguerra dicho inmueble, construido por todos los vecinos durante la II República, pasó, como tantos otros en las mismas o parecidas circunstancias, a depender de la Iglesia, y, por ende, era dirigido por monjas.

Escuela española durante el franquismo.

En este lugar y en ese entorno, se pasaban los dos primeros años, (de los 4 a los 6). El año en que se cumplían los 6, se pasaba a la ENSEÑANZA PRIMARIA, que constaba de 8 cursos, (o sea, de los 6 a los 14 años, en que terminaba la obligación de asistir), aunque, realmente, esa obligación era un poco ficticia ya que muchísimos compañeros suyos, por obligaciones de trabajo de sus padres, por su poca afición al estudio, o por otras razones, (como entrar de aprendices con 11 ó 12 años en una tienda, en una carpintería, bar, etc.) decidían no volver, aunque la mayoría seguía, en clases particulares, con los estudios, aunque fueran mínimos, para poder hacer, a los 14 años, el examen para obtener el CERTIFICADO DE ESCOLARIDAD, (ahora llamado GRADUADO ESCOLAR).

Las faltas a clase no eran ya, dijéramos, costumbre, sino generalizadas y había alumnos que, paradójicamente, finalizaban siempre el curso con unas notas más que aceptables, acudían a clase los dos últimos meses del año lectivo, ya que el resto del tiempo preferían, ora por obligación, ora por su poquita afición a los libros, estar en el campo con el ganado de su familia o, en épocas de recolección, ayudando a sus padres.

En principio, (hablamos de los años 61, 62 y 63, dado que el número de vecinos de la villa era muy numeroso y el índice de natalidad bastante elevado), y dado que, aunque existían dos Colegios Públicos, “Donoso Cortés”, donde se ubica el actual, (“Virgen de los Remedios”), en el llamado “Corral del Concejo”, y “Nuestra Señora de Guadalupe”, en lo que al día de hoy es el Parque Público Municipal, en la Carretera de Talarrubias, amén de edificios públicos y hasta privados que albergaban los distintos cursos, (recuerdo la escuela de “Las Palomas” en la calle La Cruz, la de la Zamora, la de la señorita Ambrosia, la de la iglesia, que era un “tabuco” ubicado encima de la actual sacristía donde en unos pocos metros cuadrados convivíamos, (o, al menos, lo intentábamos), convivir 30 alumnos, que era la media general de cada profesor.

Continuando  con la Enseñanza Primaria, ésta iba desde los 6 a los 14 años, edad en que dejaba de ser obligatoria, o sea, 8 cursos, al final de los cuales se efectuaba un examen en el que se obtenía el antes mencionado CERTIFICADO DE ESCOLARIDAD, equiparable, como antes digo, al actual GRADUADO ESCOLAR.

El sistema de enseñanza, al menos en el entorno en el que el informante se movía, no tenía, como alguno pueda pensar, tintes políticos ni “afectos al Régimen”, (la época de posguerra estaba ya felizmente superada por la mayoría de la gente) y, salvo contadas excepciones, los maestros se limitaban a impartir las materias contenidas en cada una de las asignaturas sin que me conste que, ni en mi caso ni cercano a mí, hubiera ninguna alusión a la contienda.
Ni que decir tiene que una de las asignaturas más importantes era la Religión y, diariamente, al comenzar las clases, se rezaba un Padrenuestro en clase. Era, también, obligatoria la asistencia a la misa de cada domingo.

La distribución del alumnado era por separado, (de hecho los alumnos varones estaban en el “Donoso Cortés” y las niñas en el “Virgen de Guadalupe”), aunque las asignaturas eran comunes, exceptuando la de FEN, (Formación del Espíritu Nacional, que se podría equiparar a la actual Educación para la Ciudadanía actual, aunque con distintos matices, claro), que solamente se impartía para los niños, y la de LABORES que, obviamente, era solo para las niñas.

Escuela franquista española.

Durante la Enseñanza Primaria, al cumplir los 10 años, (es decir, cursando 4º curso), por la Inspección Provincial de Educación, se elegía a los alumnos de esa edad que, por su expediente académico, se consideraba tenían capacidad para pasar directamente al Bachillerato, para lo cual se presentaban a un examen que se celebraba en el Instituto de Herrera del Duque. De superar este examen, se pasaba al Instituto en las condiciones que luego se expondrán. Hay que señalar que esto era solo una vez para el alumno, por lo que el que no lo superaba no podía volver a presentarse y finalizar la Enseñanza Primaria.

Como decía, los que superaban el susodicho examen pasaban a cursar el Bachillerato que constaba de los siguientes cursos:  INGRESO, 1º, 2º, 3º Y 4º.

Es lo que se denominaba BACHILLER ELEMENTAL, que se daba por aprobado y finalizado una vez superada la REVALIDA DE 4º, examen que era un compendio de los cursos anteriores, comprendiendo cuestiones y preguntas de cualquiera de los cursos.

Al finalizar, y aprobar, claro, el Bachiller Elemental, se planteaba a los alumnos la disyuntiva de elegir entre las dos ramas existentes en los Planes de Enseñanza, de acuerdo con sus aficiones y su capacidad:

                       CIENCIAS, que comprendía, si mal no recuerda:
-      MATEMÁTICAS.
-      FÍSICA
-      QUIMICA.
-      TECNOLOGÍA y TALLERES.

                       Y la otra rama, que era la de
                       LETRAS, cuyas materias exclusivas eran las de
-      LITERATURA
-      FRANCÉS.
-      LATÍN.
-      GRIEGO.
-      HISTORIA DEL ARTE.

Las materias comunes a ambas eran las de  Educación Física, Geografía, Historia y Religión.

Sobre el sistema de puntuaciones y exámenes, se realizaban dos trimestrales, en Diciembre y en Marzo y los exámenes finales, y para superar un curso, tanto en Enseñanza Primaria como en el Bachillerato, era condición indispensable superar todas y cada una de las asignaturas, si bien, con tres suspensos se podía pasar de curso, aunque al año siguiente había que examinarse del curso siguiente y las asignaturas pendientes del anterior. Si el número de suspensos era superior a tres, no se pasaba de curso, aunque únicamente era obligatorio cursar las materias suspensas.

Algo diferente de aquella época era la designación, por así decirlo, de los profesores. Mientras que actualmente los profesores de un colegio específico vienen de diversas partes de la geografía autonómica, al menos en los públicos, entonces era muy común que la gran mayoría de los profesores fuesen de la misma localidad. Cómo él me cuenta, esto podría ser debido sobre todo a preferencia y al hecho de que en aquel entonces no había las facilidades de transporte que hay hoy en día. Actualmente casi todo el mundo posee un coche, sin embargo antes no, por lo que no se podían hacer grandes desplazamientos, primando así que un profesor fuese de la localidad en la que impartía la docencia.


Recreación de una escuela española del franquismo.


Este impedimento de viajar diariamente contribuyo, por así decirlo, a aliviar las escaseces económicas de varias familias de la localidad. Esto fue así debido a que Casas de don Pedro era la única localidad en km con instituto, por lo que alumnos de los pueblos vecinos debían estudiar aquí y hospedarse en dicha localidad. Así, eran muchos los que vivían a cambio de una renta con familias que tuvieran habitaciones libres en el pueblo.

Con respecto a los ratos libres de estudio y a lo que los alumnos se dedicaban en esos momentos para pasar el rato, dada la carencia casi total de juguetes, (no se habían inventando las gameboys o como se llamen y mucho menos internet), los muchachos se rompían la cabeza, y algunas cosas más, practicando juegos que por desgracia, se han perdido, léase, EL MARRO, EL CORROCINTO, EL CINTOCORRÌO, LA JURRIA, LAS VENTANAS, LA CALVA, EL TANGO, LAS MONAS, (después los puristas de la lengua lo llamaron peonza), LOS PLATILLOS, (chapas de botellas que recogíamos en los bares), LOS BOLINDRES, etc.

En resumen que, ante la falta de juguetes tan sofisticados como hay ahora, existía más comunicación, mas contacto y también más peleas, (que duraban lo que dolía el chichón, luego tan amigos como antes), entre los alumnos, aspecto que, personalmente y desde la atalaya de su edad, echa de menos, ya que observa un distanciamiento que, a su leal saber y entender no considera ni mucho menos conveniente para la relación personal, no ya en el periodo escolar sino, en etapas futuras de la vida de las personas.

En la época a la que nos referimos, la población era muchísimo más numerosa que en la actualidad, pues no se había producido el éxodo masivo que se produjo de los pueblos agrícolas como el nuestro a las capitales, y si ahora el pueblo cuenta con apenas 1.700 habitantes, en el año 1962, en que comenzó la emigración, se llegaron a alcanzar los 5.182, (cifra máxima), que fue descendiendo súbitamente por la emigración aludida, (hubo años en que se produjeron 800 y hasta 900 bajas en el padrón en solo 12 meses).

Este es, a grandes rasgos y basado en vivencias personales, el sistema de enseñanza que a él le tocó vivir. No me corresponde a mí, ni estoy capacitado para ello, entrar en los pros y los contras de la anterior y la actual, dado que la situación de la sociedad es totalmente distinta en todos los aspectos, aunque he de destacar, a título personal, que las materias se cursaban más en profundidad, (obviamente, la actual la conozco de oídas, pero me da la impresión de que se generaliza más) y, reiterando lo anterior en cuanto a la situación socio-económica, “lo que decía el maestro iba a misa”, ya que existía, unos dirán que por temor, otros que por respeto, una obediencia total a la figura del maestro.

Autor: Jose Luis López Ruiz

5 comentarios:

  1. Hello, my name is JEFF!!!
    hOW ARE YOU????????

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  2. me encanta hice un trabajo de las escuelas del franquismo y me pusieron un 10

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  3. La peor experiencia , de la que fui consciente con tan solo 9 años, fue saber que en mi colegio había un grupo aparte del que yo estaba. Tenían las clases, la Capilla, el comedor, etc., en otro lugar que nunca llegué a conocer. Tampoco tenían el autobús para recogerlas y devolverlas a casa.
    Eran como un grupo fantasma. Se trataba del de "niñas pobres"...
    Alguna vez las vimos fregando suelos. Pensaba que las habrían castigado...
    Era un colegio de monjas. El Colegio Gamarra, de Málaga.
    Aún me avergüenzo al recordar aquel día, que pedía permiso para ir al servicio y la monja Madre María, no me lo daba.
    Llegó un momento que no pude aguantar y antes de hacerme pipí encima, me agaché y lo hice...
    La monja se enteró y salió de la clase muy enojada.
    Volvió con una niña que se puso a limpiarlo. Quise hacerlo yo, pero la monja me lo impidió...
    Recordé a las que había visto fregando suelos...
    Parece que les daban clases a cambio de usarlas como criadas.
    Muy poca bondad por parte de las monjas. Aquel colegio obligaba a nuestros padres a comprar todo el equipamiento del uniforme a ellas, que lo cofeccionaban en taller propio, a excepción de los zapatos. O sea que tenían buenos ingresos.
    ¡Usureras!...


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