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martes, 27 de noviembre de 2012

La Guerra de la Independencia Española

La Guerra de Independencia española (1808-1814) supuso un violento enfrentamiento armado entre los ejércitos españoles, ayudados por los ingleses, y las tropas napoleónicas que pretendían colocar en el trono español a José Bonaparte. En los enfrentamientos desempeñó un papel fundamental el pueblo español, que inició la rebelión con un levantamiento popular. Tal como se desarrollaron los hechos la invasión napoleónica y la guerra provocada por ésta tuvieron como resultados, al margen de los puramente bélicos, una serie de hechos de significado más profundo al permitir que se manifestaran dos tendencias ideológicas que jugarían un papel muy importante en la España del siglo XIX: la absolutista y la liberal; y dieron origen a un proceso verdaderamente revolucionario  que puso en tela de juicio los valores de la monarquía absolutista y que intentó crear un nuevo modelo de sociedad en las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.


El levantamiento

En 1807 Godoy, ministro de Carlos IV, firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau, que permitía el paso de los ejércitos franceses por España para ocupar Portugal, que, una vez conquistada, se repartiría entre España y Francia. En virtud de la firma del tratado grandes contingentes de tropas francesas entraron y se instalaron en España, en una actitud que más parecía de ocupación que de paso. al descontento creado por esta situación vino a sumarse la desconfianza que produjo en el pueblo de Madrid el intento de llevarse a Bayona, donde ya estaba Fernando VII, al resto de la familia real. El 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se levantó contra los franceses. La Junta de Gobierno que había nombrado Fernando VII se mantuvo al margen de los acontecimientos, mientras los franceses aplastaban duramente el levantamiento popular. Sólo un pequeño grupo de oficiales, entre los que estaban los capitanes Daoíz y Velarde, se sumaron al alzamiento popular.

En Los fusilamientos, Goya refleja los episodios del 3 de mayo en Madrid: las tropas de Murat respondieron al levantamiento ciudadano con fusilamientos masivos.
El levantamiento se extendió pronto por toda España y se crearon juntas, encaminadas a llenar el vacío de poder creado por las capitulaciones del rey en Bayona y la ineficacia de la Junta de Gobierno. Las juntas fueron organizadas en gran parte por intelectuales, nobles, oficiales o burgueses ilustrados, que secundaban las aspiraciones populares  Las juntas actuaban como órganos de gobierno y organizaban la defensa frente al invasor. La Junta del Principado de Asturias envió una delegación a gran Bretaña para solicitar ayuda bélica. Las juntas estaban coordinadas por la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino, presidia por Floridablanca.

A causa de la guerra la Junta Central no pudo tener una sede estable: de Aranjuez pasó a Sevilla y más tarde a la isla de León, en San Fernando, donde en 1810 se disolvió y una Regencia se hizo cargo de la dirección de la guerra.

Mientras las juntas preparaban la guerra, Napoleón convocó en Bayona una Asamblea de Notables españoles, que aprobaron la Constitución de Bayona (7 de julio de 1808), el primer texto constitucional de la historia de España, que no llegó a aplicarse. La Constitución de Bayona, a pasear de su carácter autoritario y antiliberal, recogía gran parte de los principios legales en que se inspiraba el Código Napoleónico que suponían un avance social y político. Algunos de sus principios fueron más tarde recogidos por la Constitución de Cádiz.


Las campañas militares

La fuerte resistencia encontrada por Napoleón en España le obligó a enviar 100.000 hombres al mando de Murat para sofocar los numerosos focos de rebeldía. En esta primera fase de la guerra, las campañas más importantes tuvieron lugar en Andalucía porque la escuadra francesa se hallaba refugiada en Cádiz desde la batalla de Trafalgar y Napoleón quería defenderla de posibles ataques. El mariscal Dupont se encontró aislado en Bailén, entre dos fuegos, y tuvo que rendirse al general Castaños (19 de julio en 1808). La derrota de Bailén modificó los planes invasores de Napoleón, José Bonaparte abandonó la capital y setiró a la orilla izquierda del Ebro.

Napoleón en España

A finales de 1808, después de haber llegado a un acuerdo con el zar de Rusia sobre el reparto de Europa, Napoleón entró en España con el Gran Ejército (Grand Armée) y se hizo cargo personalmente de las operaciones. El 2 de diciembre obligó a Madrid a capitular, José I Bonaparte pudo volver a la capital y el mariscal Soult echó a los ingleses de Galicia. En otoño de 1809 tuvo lugar la derrota de Ocaña, que anuló los intentos españoles de recuperar Madrid y dejó abierto el camino de Andalucía.

a finales de este año, las tropas de napoleón ocupaban la mayor parte de España a excepción de Galicia, Asturias, Valencia, Murcia, Andalucía y parte de Cataluña y Extremadura.

1810-1811: la gran ofensiva francesa

En 1810 Napoleón envió a la península tropas de refuerzo, lo que elevó a 300.000 el número de soldados franceses. Su objetivo era expulsar definitivamente a los ingleses, a quienes consideraba come el principal obstáculo para alcanzar la victoria. Soult avanzó hacia Andalucía y logró tomar Sevilla, pero no Cádiz, donde ya las Cortes estaban reunidas. Massena dirigió al resto de las tropas francesas contra el ejército inglés, mandado por Wellington, a quien las Cortes habían nombrado Generalísimo de los ejércitos anglo-españoles. Wellington derrotó a los franceses en Torres Vedras (Portugal), Fuentes de Oñoro (en la frontera salmantina) y en La Albuera (en Badajoz, el 16 de mayo de 1811). A partir de este momento, a pesar de que los franceses habían ocupado también el Levante y toda Andalucía  menos Cádiz, la iniciativa fue de los ejércitos anglo-españoles.

El fin de la guerra

En 1812 Napoleón invadió Rusia y tuvo que retirar a parte de sus tropas de España. Wellington aprovechó la ocasión para dar a los franceses el golpe definitivo. El 22 de julio de 1812, venció a las tropas de Marmont en la cruenta batalla de los Arapiles (Salamanca) y José Bonaparte tuvo que evacuar de nuevo Madrid, donde Wellington entró el 12 de agosto  Mientras tanto Napoleón había sido derrotado en Rusia y tenía que enfrentarse con una nueva coalición europea, lo que le exigía retirar más tropas de España; a comienzos de 1813 sólo quedaban en la península unos 1000.000 soldados franceses. Tras las derrotas de Vitoria y San Martín, José I se retiró a Francia con su Corte, mientras Suchet seguía intentando de resistir en Valencia y Soult atacaba a Wellington desde el sur de Francia. El 22 de marzo de 1814, Fernando VII volvió a España. El 6 de abril de 1814, Napoleón abdicó y días después se firmó el armisticio que permitía la retirada pacífica de las tropas francesas que aún quedaban en España.

Mapa de la Guerra de la Independencia (1812-1814).

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