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viernes, 14 de diciembre de 2012

El Relieve de España: su evolución geológica

La configuración del relieve peninsular es consecuencia de las sucesivas transformaciones que se han producido a lo largo de las eras geológicas. En la era Primaria, con la orogénesis herciniana, surge una gran cordillera en Europa occidental; su extremo sur ocupa una parte importante de la península y da lugar a los primeros relieves. Inmediatamente se inicia un ciclo erosivo que al final de esta era ha arrasado los relieves hercinianos convirtiéndolos en un macizo donde afloran rocas cristalinas con predominio del granito. El macizo Central Ibérico, el del Ebro, El Catalano-Balear y el Bético son los restos de la gran cordillera herciniana. Entre estos macizos se forman profundos valles que van rellenándose de sedimentos continentales y marinos.

Durante la era Secundaria, caracterizada por las calmas geológicas, no se forman nuevos relieves; únicamente las transgresiones y regresiones marinas modifican el perfil costero peninsular.

En la era Terciaria se produce la orogénesis alpina que da forma definitiva al relieve peninsular. Los macizos primarios se hunden; el del Ebro origina la gran depresión ibérica; en el Bético se abre el estrecho de Gibraltar  en el Catalano-Balear surgen las cordilleras Costeras Catalanas. El macizo Central se eleva, a la vez que se bascula hacia el oeste: en su zona central surge una gran cordillera, mientras que sus bordes se fracturan formándose valles, como el del Guadalquivir, y montañas periféricas como el sistema Ibérico y la cordillera Cantábrica.

De forma simultánea, en el borde de los valles del Ebro y del Guadalquivir se elevan las dos grandes formaciones alpinas del relieve peninsular: los Pirineos y los sistemas Béticos.

En la era Cuaternaria las glaciaciones modelan el relieve glaciar y se configuran las terrazas fluviales.

Mapa físico de España, que muestra el relieve actual.

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