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jueves, 29 de noviembre de 2012

El reinado de Carlos I (1516-1556)

Las cuatro herencias territoriales que recibió Carlos I le convirtieron en rey de un poderoso imperio. De sus abuelos maternos, Isabel Fernando  recibió Castilla, Navarra, Aragón, Canarias, las plazas del norte de África, Nápoles, Cerdeña, Sicilia y los territorios de América  de sus abuelos paternos, Maximiliano de Habsburso y María de Borgoña, recibió Austria, el ducado de Borgoña, Artois, Luxemburgo, Los Países bajos, Flandes, el Franco condado y los derechos a la corono imperial. El mantenimiento de la hegemonía exigió largas y costosas guerras, que impidieron a España beneficiarse de las riquezas que llegaban de América.

Retrato ecuestre de Carlos I de España.
Política interior

Carlos I había nacido en Gante en 1500 y fue educado en Flandes. En 1517 desembarcó en el puerto de Tazones (Asturias) para recibir la corona de España. A su llegada, se encontró con la oposición inicial de parte de la nobleza castellana, que no veía con agrado a un rey educado en el extranjero y acompañado de una corte también extranjera.

En las primeras Cortes (Valladolid) los nobles exigieron al rey un juramento de respeto a las leyes del reino.

En 1519, tras la muerte de Maximiliano I, se vio obligado a solicitar a las ciudades un impuesto especial para hacer frente a los gastos ocasionados por su viaje a Alemania  donde iba a hacerse cargo de la corono imperial. Esta petición provocó el estallido del más serio conflicto interno de su reinado: el levantamiento comunero, protagonizado por las clases urbanas, principalmente comerciantes, hidalgos y artesanos. Sus líderes, Juan de Padilla, Juan Bravo y Pedro de Maldonado, se levantaron en Toledo, Segovia, Salamanca y Madrid; pronto se sumaron otras muchas ciudades y los comuneros fueron derrotados en la batalla de Villalar, Valladolid (23 de abril 1523), y sus cabecillas ejecutados.

Tras esta derrota y la concesión de algunas de las peticiones de los comuneros (abolición de los privilegios a los extranjeros, prohibición de que desempeñaran cargos públicos y compromiso del rey a residir en España), Carlos I consiguió la sumisión y el apoyo de las ciudades.

Coincidiendo con el movimiento de las Comunidades se produjo en Aragón el movimiento de las Germanías, expresión de la hostilidad existente entre los nobles, por una parte, y los artesanos, pequeños comerciantes y campesinos, por otra.

La sublevación comenzó en Valencia, en 1519, cuando la oligarquía urbana abandonó la ciudad a causa de una epidemia de peste. Los representantes de las clases populares  los "agermanados", crearon una Junta, tomaron el poder municipal e impidieron a los nobles y burgueses ricos el regreso a la ciudad. El movimiento dse extendió por otras ciudades valencianas y por Mallorca. El virrey, Diego Hurtado de Mendoza, fue derrotado por los sublevados. Pero en 1521 en Valencia, en 1522 en Játiva y Alcira y en 1523 en Mallorca, los agermanados fueron definitivamente sometidos.


Política exterior

Los extensos dominios de la monarquía imperial planteaban grandes problemas de gobierno y favorecieron los conflictos con otras potencias.

Carlos I aspiraba a una alianza de todos los soberanos cristianos, en defensa de la cristiandad, bajo la supremacía del Emperador y la tutela del Pontificado. Pero se encontró con la oposición de Francia, de los príncipes alemanes y del propio Papado, además de tener que enfrentarse, solo, a la expansión del Imperio turco.

Posesiones del Imperio Español durante el siglo XVI.
Enfrentamientos con Francia

Durante veinticinco años, Carlos I de España y Francisco I de Francia lucharon por la hegemonía europea. En 1523 Francisco I tomó el Milanesado italiano, pero fue derrotado y hecho prisionero en la cruel batalla de Pavía (1525). El rey francés firmó en la capital el Tratado de Madrid (14 de enero de 1526) según el cual renunciaba a todo derecho sobre Milán, Nápoles y Génova.

En 1526 Francisco I y el papa Clemente VII formaron la Liga de Cognac, para arrojar a los españoles de Italia. La Liga fue derrotada en Milán. Esta segunda fase de la guerra terminó con la Paz de Cambrai o Paz de las Damas (1529): España devolvía a Francia el ducado de Borgoña, Francisco I renunciaba a sus pretensiones sobre Milán, Génova y Nápoles y el papa impuso en Bolonia a Carlos I de España (ahora también Carlos V de Alemania) la corona imperial.

Lucha con los turcos

El Imperio otomano se convirtió en una amenaza importante para los dominios imperiales con Solimán II, Solimán el Magnífico, que contaba además con el apoyo del rey francés Francisco I. Desde Hungría, los turcos sitiaron Viena (1529-1532) y en el Mediterráneo el pirata turco Barbarroja hostilizaba los barcos españoles y asaltaba las costas. En 1535 la flota española se apoderó de Túnez, pero la derrota de Argel (1541) supuso el mantenimiento del dominio turco en el Mediterráneo.

La difusión del luteranismo

Las ideas luteranas se iban extendiendo por Alemania. Carlos I, defensor de la unidad religiosa católica en el Imperio, intentó negociar con los luteranos  convocando las Dietas de Worms (1521) y de Spira (1526 y 1529). El acuerdo pacífico no fue posible; los luteranos (protestantes) formaron la Liga de Esmalcalda en contra del Emperador, que los derrotó en Mühlberg (1547). Pero el luteranismo ya se había afirmado en gran parte del Imperio y la Dieta de Augsburgo (1555) reconocía la nueva religión.

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