miércoles, 6 de febrero de 2013

Las huellas de Roma en Extremadura

Emérita Augusta -Mérida-, como ya se ha indicado, fue capital de la provincia de Lusitania y llegó a ser la principal ciudad romana de ala Península Ibérica. Enlazaba, a través de las vías romanas que confluían en ella -la de la Plata, la Emérita Caesar Augusta, y otras secundarias-, las zonas mineras, agrícolas y ganaderas del interior y permitía el control político y administrativo de la amplia región del oeste peninsular.

Fue construida a orillas del río Annas -Guadiana- en el año 25 a.C., durante el gobierno Octavio Augusto para instalar en ella soldados veteranos de la guerra contra los cántabros. Tuvo un rápido proceso de romanización y en su mejor época se aproximó a los 50.000 habitantes. Hoy se pueden ver en Mérida restos bien conservados de la antigua ciudad romana, como el magnífico Teatro Romano de Mérida.

Otros monumentos romanos importantes de Mérida son el puente romano sobre el Guadiana, que tiene 60 arcos y 792 metros de largo, el foro, el templo de Diana, los restos de murallas y otros muchos que están repartidos por la ciudad.

Puente romano de Mérida.
Todos ellos demuestran que efectivamente en la época imperial hubo un empeño real desde Roma por convertir las provincias en ciudades plenamente romanizadas.

Otras huellas de la civilización romana en Extremadura se encuentran en la población de Capera -Cáparra-, en las cercanías de Oliva de Plasencia, por donde pasaba la Vía de la Plata. Se conservan restos de sus murallas romanas y sobre todo su arco cuadrifronte -de cuatro arcos-, monumento romano singular único en España. Augustóbriga -Talavera la Vieja- fue una villa romana situada a orillas del río Tajo y en la vía de Emérita Caesar Augusta. De esta villa se conservan varias columnas de un templo a Diana. El bello puente de Alcántara -Cáceres- sobre el Tajo, de la vía que ponía en comunicación Emérita Augusta y Coimbra, fue terminado en año 106 y consta de seis arcos desiguales. Desde otro punto de vista, la Lusitania vivió un fuerte incremento de la actividad económica paralelo al proceso de romanización. Sus ejes económicos fueron sobre todo la agricultura y la ganadería. Aparte de los lusitanos originarios que cultivaban sus parcelas  muchos veteranos romanos se instalaron en aquellas tierras tras recibir extensos lotes de terrenos para su cultivo. La ganadería, por su parte, se centraba sobre todo en el ganado porcino, el ovino y el caballar.

Arco cuadrifronte de Cáparra.
Otros campos económicos desarrollados durante este periodo histórico aprovecharon las posibilidades  de las vías de comunicación. Se extraía oro del río Tajo y plomo y plata de los yacimientos mineros de Sierra Morena. Durante el dominio romano, que duró casi 700 años, se explotaron los enormes recursos económicos de la Lusitania y de las otras provincias romanas, primero a través del sistema esclavista y después, cuando este entró en crisis, por medio de los colonos de las villas, en régimen de colonato, que ya anunciaba el sistema feudal del mundo medieval.

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