lunes, 28 de enero de 2013

Unidad Didáctica de Ciencias Sociales. La población


De nuevo aporto una nueva Unidad Didáctica realizada por mí, concretamente una unidad correspondiente al tema del "La población", la cual se imparte a los alumnos de 3º de ESO en la asignatura de Ciencias Sociales.

Al igual que en las anteriores Unidades Didácticas, en esta se tiene especial atención tanto a los objetivos, contenidos y criterios de evaluación, estando estrechamente relacionados estos últimos con los objetivos de la unidad. Así, incluye un gran número de actividades que pueden servir a modo de ejemplo para elaborar muchos tipos distintos que posteriormente utilizar en el aula.


La guerra colonial y el Desastre del 98 (II)


La paz. Consecuencias del conflicto.

El 10 de diciembre de 1898 se firmaba el Tratado de París, cuyas cláusulas más importantes incluían la evacuación inmediata de Cuba y de Puerto Rico, y la cesión de Guam -la mayor de las islas Marianas- como indemnización de guerra. Los norteamericanos tan solo se avinieron a pagar 20 millones de dólares en compensación por la cesión de Filipinas, pues la situación de aquellas islas había sido soslayada por el presidente norteamericano McKinley. España liquidó su imperio colonial con la venta de sus últimos reductos -las islas Marianas, las islas Carolinas y Palaos- a Alemania por 15 millones de dólares, pérdidas todas que hay que englobar dentro de un proceso de redistribución colonial que se produjo en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial y que supuso el acaparamiento, por parte de norteamericanos, ingleses, franceses y alemanes, de considerables territorios en África, Asia y Oceanía. Poco podía hacer España ante el cariz que tomaban los acontecimientos, ya que las consecuencias fueron más allá de lo estrictamente militar.

Firma del Tratado de París, en 1898.
Las pérdidas de vidas humanas se calcularon en más de 100.000 hombres, aunque la mayoría de estas muertes fueron debidas a las enfermedades tropicales, que si no mataban dejaban secuelas de por vida. En un primer momento la opinión pública se mostró comprensiva, pero con el tiempo empezaron a oírse las protestas de aquellas familias que habían perdido a sus hijos por carecer del dinero suficiente para librarlos del servicio militar. Por otro lado, aunque la guerra supuso escasas pérdidas materiales en la metrópoli, la economía española se resintió seriamente al verse privada del mercado colonial que tanto bien causaba al comercio nacional.

Una consecuencia más grave fue, quizás, la relacionada con el desprestigio del ejército, resultado directo de la derrota, a pesar del valor y la capacidad demostrada por algunos miembros a nivel individual. Era evidente que la institución castrense, pese a las impopulares quintas, los recursos materiales y los sacrificios humanos, no estaba preparada para un conflicto como el cubano. La imagen del ejército quedó seriamente dañada, hecho que traería graves consecuencias en el nuevo siglo. Además, el desastre colonial de 1898 favoreció una toma de conciencia en relación con los múltiples problemas que la Restauración, como sistema político, tenía planteados, una toma de conciencia que enlazó con un movimiento de carácter ideológico estaría presente en la sociedad española desde fines del XIX hasta mediados e la centuria siguiente, El Regeneracionismo.

Dentro del Regeneracionismo  la figura más destacada fue la de Joaquín Costa, cuya obre se orientó, primero, a constatar el retraso español frente a Europa, y segundo a buscar las razones que explicaran ese retraso. Por ello, su objetivo no fue otro que la búsqueda de soluciones que, a su juicio, solo podían encontrarse a partir de una intensa labor educativa y de una generación de riqueza en el país -el lema, "Despensa y escuela", resumía su pensamiento-. Igualmente, dentro del Regeneracionismo debemos encuadrar el movimiento intelectual y literario conocido como Generación del 98.

Joaquín Costa, principal figura del Regeneracionismo español.

domingo, 27 de enero de 2013

La guerra colonial y el Desastre del 98 (I)

La presencia española en Cuba era muy importante para ciertos sectores nacionales con intereses económicos en la isla. La burguesía catalana, por ejemplo, exportaba una parte importante de la producción de tejidos de algodón a esta colonia. A España, por el contrario, se enviaba azúcar y tabaco, con cuya venta se lograba equilibrar la balanza de pagos. En este contexto, Estados Unidos propuso comprar la isla a España, pero los políticos dinásticos consideraban que no se podía abandonar Cuba sin combatir, ya que la salida podría provocar una crisis política y, por consiguiente, una amenaza para el propio sistema.

Mapa de Cuba.

En la raíz del descontento cubano figuraba, por una parte, la explotación colonial, y por otra, las restricciones del libre comercio entre Cuba y los demás países americanos, especialmente Estados Unidos, hechos que explican el malestar existente entre la clase terrateniente y los criollos. Además, la dura reacción del Gobierno español llevó a muchos cubanos al exilio. Uno de ellos fue José Martí, quien, instalado en Nueva York, trabajó incansablemente desde 1881 para dar forma coherente al movimiento de oposición a la metrópoli. Su esfuerzo cristalizó con la constitución del Partido Revolucionario Cubano, que buscaba un levantamiento armado.

El gobierno liberal de Sagasta intentó solucionar los problemas con una tímida Ley de Autonomía para la isla, pero ya era tarde. En febrero 1895 -con el "grito de Baire"- se produjo un nuevo y definitivo levantamiento independentista en Cuba, que se convirtió rápidamente en toda la isla en una insurrección general contra España. Durante ese año, las fuerzas rebeldes hostigaron al ejército español y recorrieron de este a oeste la isla.

El gobierno español volvió a confiar en el general Martínez Campos, pero ante su actitud contemporizadora, fue sustituido por Valeriano Weyler quien, con un ejército integrado por cerca de 200.000 soldados, puso en marcha severos mecanismos represivos encaminados al total exterminio de los revolucionarios, aún a costa de arruinar la isla y obligó a la población rural a emigrar a los grandes núcleos urbanos para que la guerrilla no encontrase apoyo material en los campesinos, y así, carente de recursos, fuera más fácil eliminarla.

Dividió el territorio en diferentes áreas que separó con líneas fortificadas o trochas, comenzando así una feroz guerra que se prolongó a lo largo de los dos años siguiente. La superioridad militar de Weyler se enfrentaba al conocimiento y al dominio del territorio por parte de los guerrilleros cubanos, que recibían armamento y suministros de Estados Unidos.

Ejército de operaciones en Cuba, 1898.
Con todo, los mayores problemas para las tropas españolas fueron las enfermedades tropicales, responsable de un mayor número de bajas que la propia guerra. Mientras, en la Península se oyeron voces disconformes y el consenso liberal-conservador sobre la cuestión cubana comenzó a resquebrajarse.

Tras la muerte de Cánovas, Sagasta intentó dar una solucionar el problema aumentando el techo autonómico de Cuba, mediante el reconocimiento de un gobierno propio para cada isla, una cámara de representantes y los mismos derechos que los peninsulares, además de la sustitución de Weyler por el general Blanco, aunque cuando estas medidas empezaron a dar sus frutos, se produjo la entrada de Estados Unidos en el conflicto.

Un hecho fortuito -o quizás no para ciertos historiadores-, la voladura del acorazado norteamericano Maine en el puerto de La Habana, fue el pretexto utilizado por Estados Unidos para intervenir en la guerra.

Hundimiento del acorazado Maine, en Cuba.
El 19 de abril de 1898, el Congreso y el Senado de Estados Unidos acordaron solicitar la intervención armada en el conflicto. También la opinión pública norteamericana apoyaba la guerra, quizás motivada por la propaganda imperialista que desarrolló la prensa del magnate Hearst y del editor Pulitzer.

A pesar de la propuesta española de crear una comisión internacional que investigase el suceso, la administración americana responsabilizó a España del atentado, al ser la única encargada de la seguridad en el puerto. En estas circunstancias, el gobierno del presidente McKinley propuso a España la compra de la isla por 300 millones de dólares. Ante el rechazo español, se envió un ultimátum al gobierno de Madrid en el que se amenazaba con la guerra si, en un plazo de tres días, España no renunciaba expresamente a su soberanía sobre la isla. La guerra parecía inevitable.

Paralelamente a estos acontecimientos, en el archipiélago de las Filipinas se había producido un movimiento semejante (1896), abriéndose por tanto dos frentes de guerra para España. La inferioridad táctica y técnica de la escuadra española era evidente y a nadie sorprendió que quedase rodeada por las fuerzas norteamericanas en Cavite -Filipinas-, donde fue totalmente destruida. al mismo tiempo, el almirante Pascual Cervera recibió del ministro de Marina la orden de trasladarse a las Antillas para defender Puerto Rico. sin embargo, al llegar a Cuba se vio obligado a refugiarse en la bahía de Santiago, creándose así una situación estratégica muy similar a la que muy pocos meses antes se había producido en Cavite. Cuando Cervera decidió una salida desesperada para acudir a La Habana, ninguno de sus barcos pudo salvarse de la superioridad artillera de la escuadra norteamericana. Mientras las Cortes españolas estudiaban las condiciones impuestas por le presidente McKinley, las fuerzas norteamericanas desembarcaban en Cuba y Puerto Rico, adueñándose fácilmente de ambas islas.

Imagen que representa la batalla de Cavite (Filipinas).

domingo, 20 de enero de 2013

El nacimiento de los regionalismos periféricos: Vasco (parte II)

Anteriormente comenzamos con el nacimiento de los regionalismos periféricos de España, abordando en ese caso el nacionalismo catalán. En esta ocasión nos centraremos en el nacionalismo vasco, la otra gran corriente nacionalista del país.


El nacionalismo vasco

Un decreto de 21 de julio de 1879 puso fin a las exenciones fiscales y militares de las que había venido disfrutando el País Vasco  medida que provocó un profundo malestar en algunos sectores sociales que acabarían convergiendo en torno al ideario nacionalista de Sabino Arana. Al analizar el nacionalismo vasco hay que tener en cuenta varios factores que le anteceden y lo explican. Por una parte el peculiar marco político tradicional de la zona, en el que destaca el protagonismo de sus instituciones forales, cuya defensa ya había conformado el núcleo del planteamiento carlista.

Por otra parte el proceso industrializador, con las transformaciones sociales que lo acompañaron, había comenzado a amenazar la estructura del mundo tradicional vasco. La supresión de los fueros en el País Vasco determinó la aparición del movimiento del fuerismo, que aspiraba a una política de unión de todos los vascos , al margen de los partidos existentes, y a la autonomía de la zona. En el terreno cultural, la sociedad Euskalerria de Bilbao hizo posible la recuperación del euskera como lengua culta, mediante la organización de juegos florales y estudios lingüísticos.

Sin embargo, fue Sabino Arana quien llevó a cabo la formulación del nacionalismo vasco. Defendía la superioridad de la raza vasca, sus costumbres tradicionales, el catolicismo, el antiespañolismo y abogaba por la independencia de la nación vizcaína, guipuzcoana, alavesa y navarra y acuñó el término Euskadi para designar la patria común de todos los vascos.

Sabino Arana.
El proceso industrializador de la zona experimentado durante la Restauración propició la llegada de gran número de inmigrantes -maketos- desde otras provincias, lo que provocó una reacción en contra por parte de un sector de la población vasca. Eran presentados como pobres y racialmente inferiores, obligados por la miseria a buscar trabajo en países más ricos; el maketo era, para Sabino Arana, el causante de todos los males de la sociedad vasca.

En 1893, Arana, que difundió sus ideas de manera constante mediante todo tipo de escritos, reunió a un grupo de amigos en Larrazábal y les presentó su ideario. Comenzó así la fundación de asociaciones para llevar a cabo su proyecto. El Bizkai-Buru-Batzar se convirtió en el embrión del futuro Partido Nacionalista Vasco - PNV-. Ante la actitud represiva del gobierno, que le llevó a la cárcel, y con objeto de lograr el apoyo de la burguesía vasca, Arana se vio obligado a sustituir su discurso antiespañolista por otro más moderado, que incluía la aceptación de España.

El primero, cuyas aspiraciones no parecían factibles en un futuro inmediato, era favorable al retraimiento y confiaba en la aparición de una nueva oportunidad militar. La Iglesia, afectada de manera directa por las decisiones gubernamentales, no podía permitirse una espera indefinida y necesitaba integrarse dentro del marco político, para lo  cual requería los servicios de un partido confesional. 1888 fue finalmente el año de la ruptura y Nocedal concretó motivos de la disidencia: en primer lugar, lo político debía estar subordinado a lo religioso; y, en segundo lugar, había que abandonar la intransigencia legitimista para unificar la antigua España con la moderna. La ruptura significó la exclusión del Partido Carlista de la mayor parte de la prensa católica, aunque en las filas del partido le efecto fue escaso.

Cándido Nocedal y Rodríguez de Flor.
Tras la separación, el carlismo se dotó de una nueva directiva, presidida por el marqués de Cerralbo, que reorganizó el partido. El acta política de la Conferencia de Loredan fue el primer programa carlista en el que se formulaba una doctrina política precisa, lejos de las vagas declaraciones tradicionales que habían caracterizado al movimiento. Constituía un programa sistemático en el que, además de enumerar las ideas fundamentales -unidad católica, monarquía y libertad fuerista y regional-, se determinaban las líneas básicas para una organización política y administrativa. Además, el desastre de 1898 animó a los carlistas a un nuevo asalto al poder, pero la intento de 1900 no tuvo ningún eco. En suma, el proceso de reorganización llevado a cabo entre 1888 y 1897 configuró un partido con una implantación regional limitada y un respaldo popular escaso.

Los integristas, en el Manifiesto de Burgos de 1888, mostraron una concepción estrictamente confesional de la política y del poder, quedando todas sus actividades subordinadas a la norma religiosa y la institución eclesial. El partido celebró su Asamblea fundacional en 1889, en la que se nombró una Junta Central presidida por Nocedal.

El nacimiento de los regionalismos periféricos: Catalán (parte I)

Uno de los hechos políticos más significativos de finales del siglo XIX fue la aparición de los movimientos políticos de tendencia regionalista o nacionalista, fundamentalmente en la periferia de la península. Hasta entonces, las reivindicaciones anticentralistas se habían encauzado a través del carlismo o del republicanismo federal, aunque el desprestigio de ambas corrientes provocó la aparición de nuevas tendencias políticas, cuyos programas se basaban en la defensa de los derechos históricos y en los intereses de diferentes colectivos regionales.


El nacionalismo catalán

Varios son los motivos que permitirán, al final de la centuria, la aparición de una ideología que defendiera los intereses catalanistas, entre ellas, el desarrollo de una burguesía industrial durante la primera mitad del siglo XIX dispuesta a defender sus intereses. Para ello, van a encontrar su fundamento ideológico en la propagación de los ideales federalistas provenientes del republicanismo de Pi i Margall y los planteamientos foralistas del carlismo de fuerte implantación en la región en épocas anteriores. Junto a éstas, la aparición de ideas de defensa de la cultura y de la lengua catalana -La Renaixensa-, completarían los cimientos en los que se sustentó el planteamiento de Valentí Almirall, fundador del Diari Catalá.

Retrato de Valentí Almirall, fundador del Diari Catalá.

En 1882 se fundó la primera asociación del catalanismo, el Centre Catalá, con la voluntad de agrupar a todos los catalanes que estuvieran dispuestos a colaborar en el engrandecimiento de su país. Su lema era "Catalunya i avant" y su actividad más importante fue la entrega de un memorial al Rey -Memorial de Greuges- en defensa de los intereses materiales, morales y culturales de Cataluña. Otro colectivo político, creado en aquel momento y denominada Lliga de Cataluya, se incorporó también a la política de reclamaciones y solicitó la constitución de las Cortes catalanas, el reconocimiento de la oficialidad de su lengua y de la enseñanza en catalán, y la formación de tribunales catalanes.

Así, en 1891 nació la Unió Catalanista, que intentaba unificar a todos los grupos e instituciones defensoras del catalanismo. Un año después se hicieron públicas las llamadas Bases de Manresa, redactadas por Prat de la Riba, en las que se definía un futuro programa de autonomía para Cataluña: formación de Cortes catalanas, poder Ejecutivo y jueces catalanes, oficialidad de la lengua catalana y obligatoriedad de que todos los cargos públicos fueran ocupados por catalanes. No obstante, no se establecía el mecanismo para llegar a la implantación de la autonomía, por lo que ni la burguesía industrial ni las clases populares se sintieron muy identificadas con dicho programa. 

Lugar de creación de las Bases de Manresa.
Un momento clave fue el año 1898, en el que la crisis política nacional se aprovechó para pedir a la Reina regente la implantación de la autonomía administrativa en Cataluña, aunque el hecho más destacado en ese momento fue la publicación del manifiesto del general Polavieja, que había sido capitán general de Cuba y de Filipinas.

El texto responsabilizaba a los partidos políticos de la situación crítica del país y proponía diversas reformas para acabar con el caciquismo, reorganizar el ejército y proceder a la descentralización de la Administración, idas que coincidían con los sentimientos autonomistas de la burguesía catalana. De esta forma, los sectores económicos más influyente de Cataluña se adhirieron al proyecto. 

Ya en 1901 se creó el primer partido catalán, la Lliga Regionalista, para participar en las elecciones convocadas por Sagasta. En principio, se trató, de un partido interclasista y regionalista, pero dominado, sobre todo, por la tendencia conservadora y por el mundo rural. Sus líderes eran Prat de la Riba y Cambó. Con el nuevo siglo, el catalanismo político continuó su desarrollo y su expansión hasta lograr el control de la representación parlamentaria regional. Desde esta posición hegemónica en la región, plantearon el reconocimiento institucional de la peculiaridad de Cataluña.

Fuente

jueves, 17 de enero de 2013

La reconquista de las tierras hispanas

La frontera que separaba el califato de Córdoba y el imperio de Carlomagno se estableció en la Península Ibérica. Así, entre los siglos VIII y X, casi toda la Península estuvo bajo el dominio musulmán  aunque, en las montañas del norte, surgieron varios núcleos de resistencia al poder árabe. Por ello, allí buscaron refugio los pocos cristianos que no aceptaron el dominio musulmán.

Aprovechando las discordias musulmanas, los núcleos cristianos aumentaron su extensión utilizando la guerra de conquista y los nobles que dirigían estas campañas fueron organizando políticamente estos territorios hasta llegar a se condados y reinos, germen de los futuros reinos medievales españoles. Los principales fueron el reino Astur-leonés, el condado de Castilla, el condado de Aragón y el reino de Navarra. En la zona pirenaica oriental, los francos cruzaron la cordillera por la región catalana y establecieron otro foco cristiano en Cataluña. sin embargo, estos núcleos de resistencia tuvieron al principio escasa importancia, mediatizados como estaban por el dominio musulmán, especialmente durante el periodo de esplendor califal del siglo X.

Mapa de la Reconquista de las tierras hispanas.

Las fases de la Reconquista se pueden acotar a grandes rasgos de la siguiente manera:

1º) Reconquista de los valles del Duero y el Ebro.

Ante los primeros indicios de crisis del emirato cordobés, los cristianos contraatacaron y obtuvieron algunas victorias, lo que les permitió asentar sus incipientes reinos. A mediados del siglo VIII, obligaron a los musulmanes a abandonar el valle del Duero y la zona norte del valle del Ebro, favorecidos por varios años de sequías y hambres y por loas luchas intestinas entre árabes y bereberes. paralelamente, los reyes de Asturias procuraron que los cristianos de las comarcas liberadas se retirasen a tierras asturianos para fortalecer así su reino; como consecuencia, surgió una extensa comarca desierta en tierras del Duero, que serviría de defensa a los reinos cristianos contra las incursiones musulmanas.

Los vascos lograron confirmar su fuerza, tanto frente a los musulmanes como frente a Carlomagno, y fundaron el reino de Pamplona a fines del siglo VIII, el cual adquirió gran importancia durante el reinado de Sancho El Mayor (1005-1035). En el Pirineo occidental nació el pequeño condado de Aragón, en equilibrio entre el Imperio Carolingio, el reino taifa de Huesca y los reyes de Pamplona. Por su parte, los francos tomaron como base para la restauración y organización de la tierra conquistada las antiguas circunscripciones visigodas, a través de los condados catalanes entre los que sobresalió el de Barcelona, cuyo conde, Wilfredo El Velloso, dirigió el movimiento de independencia contra el Imperio Carolingio y logró reunir bajo su poder el conjunto de los territorios catalanes.

Retrato del Wilfredo El Velloso, conde de Barcelona durante la reconquista.

2º) Reconquista de Toledo

Hasta el siglo XI no se dio un avance considerable en la reconquista de tierras a al-Ándalus, ya que los reinos cristianos estaban más ocupados en consolidar sus propios dominios y en resolver sus litigios dinásticos que en reanudar la guerra con los musulmanes. Ya en le periodo de los reinos de taifa, en que era más que evidente la debilidad de los musulmanes, renació el espíritu de conquista.

El rey castellano Alfonso VI, que tenía sometido al rey de Toledo obligándole al pago de tributos, consiguió en 1085 que este le entregara su reino sin resistencia, a cambio de recibir favores de Castilla. También la Reconquista tuvo su avance, aunque en menor medida que la realizada por Castilla, en la zona oriental de la Península. Pedro I de Aragón consiguió recuperar para su reino territorios importantes y ciudades como Huesca y Barbastro, en el año 1096 y 1100 respectivamente.

Soldados castellanos y musulmanes.

3º) La batalla de Las Navas de Tolosa.

En el siglo XII los reinos cristianos del norte -Portugal, León, Castilla, Navarra, Aragón y Condados Catalanes. se habían fortalecido después de periodos de crisis y reajustes territoriales y dinásticos. Ahora estaban en condiciones de emprender una acción coordinada contra el musulmán del sur. En este sentido, el tratado de Cazorla de 1179 -por el que los reyes de Castilla y Aragón se repartían los territorios de al-Ándalus por conquistar- reforzó este proyecto reconquistador. En estos momentos los almohades eran los dueños de los territorios andalusíes y, aunque su poder parecía considerable, mayor aún era la decisión de Castilla de encabezar su dominio. El rey castellano Alfonso VIII, después de sufrir algunas derrotas frente a los ejércitos almohades, consiguió reunir un potente ejército formado por el de su reino, el castellano, el de Aragón de Pedro II y el de Navarra de Sancho VII.

Este ejército obtuvo una rotunda victoria en Las Navas de Tolosa -Jaén- en 1212, lo que supuso el fin del Imperio Almohade y el avistamiento por los reinos cristianos del deseado valle del Guadalquivir.

Alfonso II de Aragón, después de avanzar en la unificación de los Condados Catalanes y en la confederación catalana-aragonesa, continuó la Reconquista en la zona asignada a su reino. Con la toma de Teruel en 1171 consiguió hacer descender la frontera hasta la sierra de Albarracín en el alto Tajo.

Batalla de Las Navas de Tolosa de 1212.

4º) Reconquista del valle del Guadalquivir.

Ya en el siglo XIII tuvo lugar el mayor avance de la Reconquista, protagonizado por Cataluña y Aragón y sus respectivo reyes, Fernando III y Jaime I. A partir de 1228 las Cortes de Barcelona alcanzan el acuerdo de conquistar las Baleares y El Conquistador, sobrenombre del rey Jaime, emprende una larga campaña militar que comenzó con la toma de Tarragona y otras poblaciones de la baja Cataluña y terminó con la ocupación de Mallorca, Ibiza y Formentera; Menorca se recuperaría muchos años después. No terminó aquí la campaña militar de Jaime El Conquistador. Continuó recuperando tierras para su reino en la zona levantina  donde conquista Valencia tras un largo asedio, lo que representó un hito importante de la reconquista. Por otro lado, en 1224 Fernando III de Castilla, acompañado de un potente ejército, cruzó el paso de Despeñaperros con la clara intención de reconquistar los territorios andalusíes de la antigua Bética. Comenzó tomando poblaciones al norte del Guadalquivir, como Andújar y Úbeda. La fácil recuperación en 1236 de Córdoba, capital del antiguo califato, significó un golpe militar y moral de primer orden para los débiles taifas.

Pero la conquista más significativa del ejército castellano del rey Fernando fue la de Sevilla en 1248, en aquellos tiempos la plaza fuerte más importante del sur de la Península desde que los almohades situaran allí la capital de su imperio. De hecho, el rey musulmán y su gente se rindieron después de un largo y penoso sitio. Las campañas castellanas en el sur peninsular continuaron hacia las costas atlánticas por la campiña gaditana, que en su última fase fue continuada por Alfonso X, hijo de Fernando. Así fueron cayendo Jerez, Vejer, o Arcos. finalmente en 1262 cayó Cádiz. a partir de aquí la presencia musulmana en España quedó reducida al reino de taifa nazarí con capital en Granada. No obstante, las turbulencias políticas y enfrentamientos producidos en el reino de Castilla retrasaron más de dos siglos la conquista del reino de Granada, finalmente conseguida con los Reyes Católicos.

Ciudad de Córdoba, con la imagen de la Mezquita en el centro.

miércoles, 16 de enero de 2013

Las pirámides de población

Las pirámides de población se utilizan para el análisis del crecimiento y de la composición de la población.

La distribución estructural de una población por edad y sexo se realiza en una pirámide a base de grupos de edades, hombres a un lado, mujeres a otro. La base representa al grupo más joven y el vértice al más viejo.

Los grupos se pueden tomar por años, e cuyo caso habrá tantos escalones como años, 90 o más; o bien, por grupos de cinco años, que es la forma más utilizada.

Se elige una escala para representar los datos absolutos quinquenales tomados del censo, es decir, el total de población en cada uno de los grupos de cinco años, que se suelen expresar en miles. El cero se sitúa en el centro y, a partir de ahí, se expresan, hacia la izquierda los hombres y hacia la derecha las mujeres  en una escala que puede ser de 200 a 500.

Nueva York.
Si se utiliza una sola escala lineal  o sea, de grupos quinquenales, todas las pirámides tendrán la misma altura, variando la anchura en función del número de habitantes por cada grupo de edades.

A través de una pirámide compuesta se pueden mostrar, además de la estructura por edades y sexo, otras características demográficas, tales como la estructura étnica o las corrientes migratorias  para ello se colorean los porcentajes en otro tono.

También se pueden superponer dos o más pirámides por edades y sexo para observar los cambios estructurales de una población o un país durante un periodo de tiempo.


Tipos de pirámides de población

Básicamente se distinguen tres tipos:

Pirámide de pagoda o progresiva

Se caracteriza por tener una base ancha y la parte superior acabada en pico, formando un triángulo. Es propia de países jóvenes y con fuerte crecimiento. Se corresponde con países subdesarrollados.

Pirámide de pagoda.

Pirámide de campana o estable

Posee una base ancha que va disminuyendo lentamente. Es propia de una población que tiende al envejecimiento y que ha concluido su Transición demográfica.

Pirámide de campana.

Pirámide con forma de bulbo o regresiva

Su base aparece estrecha y se aprecia un ensanchamiento de la parte central y superior de la misma  Es propia de países envejecidos, con un crecimiento nulo o negativo, y característica de los países desarrollados.

Pirámide de bulbo o regresiva.

martes, 8 de enero de 2013

La conquista de América por el Imperio español

Los viajes de Colón permitieron establecer colonias en las islas de las Antillas y en el istmo de Panamá. Pero no se habían encontrado las riquezas esperadas ni se había llegado a la India de las especias, lo que impulsó a los españole a emprender la conquista de las tierras descubiertas. La superioridad militar de los españoles (armas de fuego, el caballo, tácticas de guerra), unida a las frecuentes rivalidades entre los caudillos indígenas, facilitaron la conquista. De los reinos peninsulares, fue Castilla la que llevó el mayor peso en la conquista y colonización de las tierras descubiertas, tal como habían establecido las Cortes de Valladolid en 1518, que decretaron la incorporación de las tierras descubiertas a la Corona castellana. Así la mayoría de los descubridores y exploradores fueron marineros andaluces, vascos y cántabros, y la mayoría de los conquistadores, hidalgos castellanos y extremeños empobrecidos.

Las expediciones de conquista fueron realizadas por particulares al servicio de la corona. Las "capitulaciones" que se firmaban entre los conquistadores y los reyes estipulaban que las tierras serían propiedad de la Corona, pero los conquistadores tenían derecho a cargos políticos, a la explotación personal de parte de las tierras conquistadas y a una parte del botín.

Entre los hechos bélicos de la dominación destacan la conquista de los dos grandes imperios americanos, el azteca de México y el inca de Perú.

Mapa de las culturas precolombinas y los viajes de exploración en América.

La conquista de México

El gobernador de Cuba, Diego Velázquez, envió en 1518 una expedición a México, bajo las órdenes de Hernán Cortés (1485-1547). Cortés bordeó la península de Yucatán, siguió navegando hacia el norte y fundó la ciudad de Veracruz (1519) convirtiéndose en capitán general  Por su propia cuenta y tras haber quemado las naves para romper las relaciones con Cuba, Cortés comenzó la exploración de los territorios aztecas, se alió con los tlaxcaltecas, enemigos del caudillo azteca Moctezuma, entró en Tenochtitlán, la capital azteca, el 8 de noviembre de 1519, hizo prisionero a Moctezuma y le obligó a reconocer la soberanía española.

Cortés tuvo que enfrentarse con una expedición enviada por Velázquez, al mando de pánfilo de narváez, para hacerlo prisionero y conducirlo de nuevo a Cuba. Tras vencer al ejército de Narváez, volvió a Tenochtitlán, donde los indígenas se habían sublevado contra los españoles. La muerte, casual o no, de Moctezuma, como consecuencia de una pedrada, tuvo terribles consecuencias: Hernán Cortés ordenó la retirada de los 1.300 españoles y los 6.000 tlaxcaltecas que formaban su ejército, pero los aztecas se lo impidieron y causaron un gran número de muertos (Noche Triste, 30 de junio de 1520).

El 7 de julio Cortés venció a los aztecas en la batalla de Otumba, modificando así el curso de la guerra. Tenochtitlán se rindió el 13 de agosto de 1521, tras ser casi totalmente destruida y muerta la mayoría de sus habitantes. Los españoles extendieron su dominio a toda la meseta de México y Carlos I nombró a Cortés capitán general y gobernador de los nuevos territorios (1522), que en 1534 se convirtieron en el virreinato de Nueva España.

Retrato de Hernán Cortés.

La conquista de Perú

Los españoles asentados en Panamá tuvieron conocimiento de la existencia en tierras del sur de un gran imperio, el incaico, en el territorio del actual Perú. Tras conseguir la aprobación del rey Carlos I, que le nombró gobernador y capitán general de las tierras que descubriera, Francisco Pizarro (Trujillo 1475-Lima, 1541) inició la conquista en enero de 1531. En Cajamarca hizo prisionero al Inca Atahualpa, que pagó una habitación llena de oro por su rescate. Acusado de haber intentado la muerte de Pizarro, Atahualpa fue ejecutado. El 15 de noviembre de 1533, Pizarro entró en Cuzco, sin que el nuevo Inca apoyado por Pizarro, Manco Cápac, opusiera ninguna resistencia.

Pizarro murió asesinado en su palacio de Lima por los partidarios de su compañero y rival en las acciones de conquista, Diego de Almagro.


La conquista de Chile

Diego de Almagro comenzó la exploración del territorio chileno en 1536. Pedro de Valdivia inició su conquista en 1540. El 12 de febrero de 1541 fundó la ciudad de Santiago, que fue posteriormente incendiada por los indígenas. Valdivia tuvo que enfrentarse con la fuerte resistencia opuesta por los araucanos, andados por el caudillo Láutaro, que en 1554 le derrotaron y dieron muerte en Tucapel. García Hurtado de Mendoza fue enviado desde España como nuevo gobernador; derrotó a  los araucanos en repetidas ocasiones, penetró hacia el sur de Chile y fundó la ciudad de Cañete (1558); en un asalto a la nueva ciudad murió el caudillo Caupolicán.

Fundación de Santiago de Chile (entonces conocida como Santiago de Nueva Extremadura).

Otras conquistas

Desde los asentamientos de Perú y México se realizaron nuevas expediciones de exploración y de conquista. Francisco de Orellana exploró el río Amazonas, que recorrió desde su nacimiento hasta su desembocadura (5.500 km).

lunes, 7 de enero de 2013

La Primera República española (1873-1874)

Tras la abdicación de Amadeo I de Saboya, las Cortes proclamaron la República por 258 votos a favor y 33 en contra, el 11 de febrero de 1873. Durante los 11 meses que se mantuvo, el régimen republicano encontró serias dificultades, originadas en gran parte por la falta de acuerdo entre los mismos partidos que la habían votado, la intransigencia del republicanismo federal más extremista  las maniobras de los conservadores y dos graves problemas heredados de la etapa anterior: la guerra independentista de Cuba y la guerra carlista en el norte de la península. Ello explica que en sólo once meses se sucedieron cuatro presidentes y numerosos gobiernos.

El primer presidente de la República fue Estanislao Figueras (1819-1882), que presidió dos gobiernos. Bajo su mandato, el 23 de abril, se produjo un intento de golpe de Estado protagonizado por los radicales de Cristino Martos; tras su fracaso los radicales adoptaron la táctica del "retraimiento" con el fin de desgastar a los federales. Las elecciones del 10 de mayo de ese mismo año despertaron muy poco interés entre radicales y conservadores y los republicanos federales obtuvieron una gran victoria. A pesar de las presiones sociales, el gobierno de Figueras se negó a llevar a cabo ninguna reforma, alegando que sólo las nuevas cortes podían hacerlas; la respuesta fue una serie de movimientos:  levantamiento de los trabajadores andaluces contra los propietarios, organización de bandas armadas por parte de los comerciantes de Madrid para defender sus intereses, intento de proclamar el Estado Catalán, ... El fracaso de la gestión de Figueras motivó su destitución.

Estanislao Figueras, primer presidente de la República española.

El 1 de junio de 1873 se hizo cargo de la presidencia Francisco Pi i Margall (1842-1901), firme defensor del proceso revolucionario. El nuevo gobierno se propuso como objetivo terminar con la guerra carlista, lo que exigía la reorganización del indisciplinado ejército, aplicar una serie de reformas sociales en el campo, en la hacienda, en la administración de justicia y redactar una nueva constitución (la nunca aprobada Constitución de 1873). Pero Pi i Margall tuvo que abandonar la presidencia mucho antes de haber logrado esos objetivos, salvo la redacción del proyecto constitucional. El tono federalista extremado (cantonalista) de tal proyecto, unido a la manifestación de movimientos cantonalistas en Andalucía y Levante (revueltas de Málaga, Alcoy, Sevilla y proclamación el 12 de julio de cantón de Cartagena), obligaron a dimitir a Pi i Margall a los dos meses de haber accedido a la presidencia.

A partir de ese momento la República dio un giro a la derecha. El 17 de julio Nicolás Salmerón (1838-1908 formó un gobierno de tendencia conservadora, que sirvió para reforzar y extender los movimientos cantonalistas y obreros. Para resolver la situación, Salmerón recurrió a la fuerza. Los generales Martínez Campos en Valencia y Pavía en Andalucía reprimieron el cantonalismo. Sólo Cartagena se mantuvo el 12 de enero de 1874, cuando ya la República había caído. El movimiento obrero fue reprimido con igual fuerza, se cerraron los locales de la Internacional de Trabajadores y sus militantes fueron detenidos. Salmerón dimitió al negarse a aceptar la pena de muerte para los sublevados, como reclamaban los militares conservadores. El 7 de septiembre fue designado Emilio Castelar (1832-1899) para ocupar la presidencia, por 133 votos frente a los 67 que obtuvo Pi i Margall. Esta significativa votación indica claramente el matiz cada vez más derechista de los gobiernos republicanos. Para acabar con los problemas del carlismo y el cantonalismo, Castelar pidió poderes extraordinarios a las Cortes, que le fueron concedidos; las Cortes quedaron clausuradas hasta enero. Castelar aplicó una política regresiva y represiva, buscó la alianza con radicales y constitucionales, en un intento por recomponer las fuerzas republicanas frente a los federales. pero no lo logró: las Cortes, en su sesión de reapertura el 2 de enero de 1874, le negaron su apoyo. El día 3 se produjo el golpe del general Pavía, previamente pactado entre radicales y constitucionales; las Cortes fueron desalojadas y se puso fin a la Primera República.

General Manuel Pavía.

Para preparar el tránsito a la restauración monárquica se formó un gobierno provisional, presidido por el general Serrano y apoyado por constitucionales, radicales y monárquicos alfonsinos, dirigidos estos últimos por Cánovas del Castillo. El gobierno del general Serrano tuvo que hacer frente a los dos problemas pendientes, el cantonalista ye el carlista. El último reducto cantonalista, el de Cartagena, fue derrotado por el general López Domínguez. El problema carlista no se resolvería hasta el reinado de Alfonso XII.

El gobierno provisional de Serrano terminó bruscamente en el otoño de 1874, por obra del golpe militar monárquico de Martínez Campos en Sagunto. Condenado por Cánovas del Castillo, el golpe terminó definitivamente con el sexenio revolucionario y dispuso la vuelta de Alfonso XII, hijo de Isabel II, al trono.

Las conquistas sociales de los trabajadores

La industrialización produjo una modificación radical en las formas de vida y de trabajo de los obreros. En primer lugar, la concentración de mano de obra: junto a las minas, en los suburbios de las grandes ciudades industriales  crecieron barrios obreros improvisados y carente la mayoría de las veces de condiciones aceptables de higiene y de los servicios más necesarios.

Las condiciones de trabajo eran libremente fijadas por los patronos: la jornada laboral era de dieciocho horas (de cinco de la mañana a diez u once de la noche) y los salarios resultaban tan insuficientes que todos los miembros de una familia, incluidos los niños a partir de los ocho o nueve años, tenían que contribuir al mantenimiento familiar. Estas condiciones de vida y trabajo originaron un fuerte descenso de la esperanza de vida entre los trabajadores.

La generalización del uso de máquinas hizo que la fuerza física no fuera un requisito imprescindible para el trabajo y supuso la incorporación de mujeres y niños a la producción industrial. El salario femenino era un tercio del salario masculino y el de los niños no llegaba a la mitad.

Niños trabajadores de principios del siglo XX.

La toma de conciencia obrera y la creación de sindicatos fue la respuesta. Los primeros en organizarse fueron los obreros ingleses; en 1792 apareció la primera asociación de trabajadores, aunque los sindicatos no fueron reconocidos hasta 1825. Un primer movimiento obrero, el luddita, protagonizó actos de destrucción de máquinas y fábricas y fue duramente reprimido por lo patronos: en 1813 dieciocho dirigente obreros fueron ejecutados en York.

Las reivindicaciones obreras tuvieron como objetivos principales reducir la jornada de trabajo de las mujeres y de los niños y el descanso dominical. Sus frutos más tempranos fueron la Ley del Parlamento inglés de 1802 que limitaba la jornada laboral de los niños a 12 horas, imponía a los patronos la obligación de instruirlos y de proporcionarles cama en las residencias obreras.

En Prusia, en 1839, se prohibió el trabajo a los menores de nueve años, se redujo a diez horas la jornada laboral para los menores de dieciséis años y se hizo obligatoria el descanso dominical.

En España, una ley del 11 de julio de 1912 prohibía el trabajo industrial nocturno de las mujeres y un Real Decreto de 25 de agosto de 1913 reducía la jornada laboral a 10 horas diarias, es decir 60 horas semanales, con obligación de descansar el domingo.

La Rusia de Pedro I "El Grande"

El primer estado ruso se formó en el transcurso de los siglos VI y IX, a partir de las comunidades eslavas asentadas al noroeste del imperio bizantino. En contraste con la economía, aún dominada por el trueque, de la Europa occidental, os rusos, gobernados por el príncipe de Kiev, practicaron, a comienzos de la Edad Media, una próspera economía monetaria y en el siglo XII eran ya un estado fuerte y culturalmente desarrollado, que a través de Bizancio recibió la cultura del cristianismo ortodoxo. El estado de Kiev se desintegró en el transcurso de los siglos XII y XIII, cando Rusia occidental cayó bajo la dominación de los polacos y Rusia oriental fue invadida por los mongoles de Gengis Kan. A partir del siglo XV se hizo con el poder el principado de Moscú y sus príncipes se convirtieron en soberanos de un estado absoluto. Iván III el Grande (1440-1505), creador de la monarquía nacional, se consideró heredero del desaparecido imperio bizantino; Iván IV el Terrible (1533-1584) extendió sus territorios a costa de los tártaros y los lituanos y se consagró zar (emperador) de todas las Rusias.

El primer estado ruso, básicamente comercial fue sustituido por un estado fundamentalmente agrario, que perpetuó, hasta la Revolución de 1917, estructuras feudales como la servidumbre.

Este fue el estado que empezó a gobernar en 1689 Pedro I el Grande (1672-1725). En su intento por modernizar Rusia, el zar viajó a las Provincias Unidas, Inglaterra, Alemania, Austria y Polonia, para importar a su país las técnicas y el desarrollo de Occidente. Pero los nacionalistas no veían con buenos ojos la occidentalización del zar y estallaron las revueltas, que coincidieron con la larga guerra (1700-1721) que Rusia mantuvo con su gran rival, Suecia, por el control del Báltico. La guerra terminó con la Paz de Nystadt (10 de septiembre de 1721) por la que Rusia mantenía sus conquistas en el Báltico, pero devolvía Finlandia a Suecia.

Pedro I fue el gran reformador y modernizador de la Rusia tradicional, intentó terminar con el poder de los boyardos (terratenientes y ricos comerciantes), y con la intervención de la Iglesia en los asuntos de gobierno. sin embargo aumentó la dependencia de los siervos y campesinos con respecto a los terratenientes, al delegar en éstos el cobro de los impuestos y prohibir a aquellos, aunque fueran libres, el abandono de las tierras.

Retrato de Pedro I el Grande.

sábado, 5 de enero de 2013

Los climas de España

CLIMA ATLÁNTICO U OCEÁNICO

Corresponde a la Iberia húmeda y comprende la costa cantábrica y Galicia. Se caracteriza por tener precipitaciones regulares a lo largo del año superiores a los 800 mm, careciendo de estación o mes secos. La humedad y la nubosidad son casi constantes y los días de lluvia superan los 150.

Las temperaturas son moderadas, con ligeras amplitudes térmicas y máximas anuales de 20 ºC, en el mes más caluroso y 8 ºC en el más frío. Esta suavidad térmica, debida a la influencia del mar, es más acusada en el litoral y se va modificando a medida que se penetra en el interior.

Paisaje de clima atlántico.


CLIMA MEDITERRÁNEO

Los rasgos que caracterizan al clima mediterráneo se presentan claramente en las islas Baleares y en algunas zonas de la costa mediterránea. En la Iberia seca, más que un clima continental, se pueden distinguir varios dominios climáticos mediterráneos degradados, que corresponden a aquellas regiones que, con un verano seco, reciben las precipitaciones en los periodos equinocciales, primavera y otoño, o bien, en otoño e invierno. La Iberia siempre seca abarca la zona del sudeste peninsular.

Dentro del clima mediterráneo de la península, vamos a distinguir cuatro tipos:

Mediterráneo periférico: Puede considerarse como el típico clima mediterráneo cuyo dominio comprende las islas Baleares y la costa mediterránea desde Gerona hasta Murcia. Las precipitaciones son irregulares a lo largo del año, concentrándose en las estaciones equinocciales, sobre todo en otoño. Es en este dominio donde pueden llegar a producirse los embolsamientos de aire frío conocidos como "gotas frías". Las temperaturas se caracterizan por inviernos templados y veranos calurosos.

Mediterráneo continentalizado: Se trata de un clima mediterráneo degradado. Es el dominio de las precipitaciones equinocciales, separadas por estaciones casi secas, verano e invierno, y con máximos en primavera, aun la irregularidad es el rasgo más característico. Las temperaturas rigurosas con fuertes amplitudes térmicas diarias y anuales es el rasgo común del clima de la Meseta y el valle del Ebro, con inviernos fríos y prolongados y veranos muy calurosos.

Clima del valle del Guadalquivir: Se extiende por la Andalucía occidental y el sur de Extremadura y son las condiciones de la depresión del Guadalquivir las que modifican el régimen de temperaturas y precipitaciones que acusan sensibles variaciones de la costa hacia el interior. Las precipitaciones se producen, preferentemente, en otoño e invierno, con una prolongada estación seca de cuatro o cinco meses. Los veranos son muy calurosos.

Clima del sudeste: Corresponde a la Iberia siempre seca que se sitúa en la región del sudeste peninsular, comprendida entre el cabo de Palos y Almería. Es un dominio caracterizado por la aridez y el escaso índice de precipitaciones. La estación seca es de nueve o diez meses. El régimen de temperaturas es muy parecido al del resto de la costa mediterránea y al de la Andalucía occidental, aunque matizado por efecto de la sequía y la aridez.

Paisaje de clima mediterráneo.


CLIMA DE MONTAÑA

A partir de los 1.000 m de altura la altitud modifica las condiciones climáticas; las temperaturas descienden s; las precipitaciones aumentan en forma de nieve.

Tanto las temperaturas como las precipitaciones varían de las montañas periféricas a las del interior, y la orientación de los relieves afecta a la condensación, al régimen de vientos, a la insolación, al tipo de precipitaciones sólidas o líquidas, y al límite de las nieves perpetuas.

Paisaje de clima de montaña.


EL CLIMA DE CANARIAS

El archipiélago canario por su situación queda al margen de los dominios climáticos peninsulares. Por su latitud, ofrece unas condiciones semitropicales que varían de las islas occidentales a las orientales, degradadas en estas últimas por la influencia del desierto africano.

Las lluvias aumentan de este a oeste, con unos máximos anuales en torno a los 250 mm en Santa Cruz de Tenerife y mínimos en Lanzarote y Fuerteventura, que presentan rasgos semidesérticos.

Las temperaturas se caracterizan por amplitudes térmicas muy pequeñas y un régimen térmico casi igual a lo largo del año, con máximas anuales de 20 ºC y mínimas en el mes menos cálido de 17 a 18 ºC.

Paisaje típico de las Islas Canarias.

jueves, 3 de enero de 2013

Temario oficial de las oposiciones de secundaria: Geografía e Historia

Aquí os traigo el índice del temario oficial de las oposiciones de secundaria, así como el resumen de cada uno de los temas.

1. La concepción del espacio geográfico. Corrientes actuales del pensamiento geográfico.
2. Metodología del trabajo geográfico. Técnicas de trabajo.
3. La diversidad del medio geográfico en el planeta. La interacción de factores ecogeográficos.
4. Climas y zonas bioclimáticas. El tiempo y el clima como condicionantes de las actividades humanas.
5. La acción humana sobre el medio. Problemática actual.
6. La población mundial: modelos demográficos y desigualdades espaciales.
7. El espacio rural. Actividades agrarias: situación y perspectivas en España y en el mundo.
8. El espacio y la actividad industrial. Materias primas y fuentes de energía.
9. Las actividades terciarias en las economías desarrolladas.
10. El proceso de urbanización en el planeta. Repercusiones ambientales y socioeconómicas.
11. Los países de la Comunidad Europea: aspectos físicos, sociales y económicos.
12. China: sociedad y economía.
13. Japón y el área del Pacífico: desarrollo industrial y comercial.
14. Africa: territorio y sociedades. Africa Mediterránea y Africa Subsahariana: contrastes físicos, socioeconómicos y culturales.
15. Canadá y EE.UU.: aspectos físicos y humanos.
16. Los países iberoamericanos: problemática económica y social.
17. La península Ibérica: relieve, clima y vegetación. Diversidad regional de la España Peninsular e Insular.
18. La actual ordenación territorial del Estado español. Raíces históricas.
19. La población española. Comportamiento demográfico. Fenómenos migratorios.
20. El conocimiento histórico. Tiempo histórico y categorías temporales. El historiador y las fuentes. Explicación y comprensión en la historia.
21. Grandes líneas de investigación histórica en los siglos XIX y XX.
22. Proceso de hominización y cultura material. La aportación de la antropología histórica.
23. Del neolítico a las sociedades urbanas del Próximo Oriente. Fuentes arqueológicas.
24. La península Ibérica hasta la dominación romana.
25. La civilización grecolatina.
26. Orígenes y desarrollo del feudalismo. La economía señorial. Debate historiográfico.
27. Nacimiento y expansión del Islam.
28. Al-Andalus: política, sociedad y cultura.
29. La expansión de los reinos cristianos en la península Ibérica.
30. La formación de las monarquías feudales en la Europa occidental. El origen de los estados modernos.
31. Los reinos peninsulares en los siglos XIV y XV. Conflictos sociales. Diversidad cultural.
32. La cultura renacentista. Los enfrentamientos político-religiosos del siglo XVI.
33. La Monarquía hispánica bajo los Austrias: aspectos políticos, económicos y culturales.
34. Conquista, colonización y administración de la América Hispánica en los siglos XVI al XVIII.
35. El pensamiento político moderno: del Humanismo a la Ilustración.
36. Crecimiento económico, estructuras y mentalidades sociales en la Europa del siglo XVIII. Las transformaciones políticas en la España del siglo XVIII.
37. El debate historiográfico sobre la Revolución francesa.
38. Revolución industrial e industrialización.
39. La construcción del estado liberal y primeros intentos democratizadores en la España del siglo XIX.
40. Transformaciones agrarias y proceso de industrialización en la España del siglo XIX.
41. Nacionalismo y liberalismo en la Europa del siglo XIX.
42. Imperialismo y expansión colonial. Los conflictos internacionales antes de 1914.
43. Pensamiento político y económico en el siglo XIX.
44. El proceso de independencia de América Latina.
45. Las transformaciones del Extremo Oriente desde 1886 a 1949.
46. Los Estados balcánicos en el siglo XX.
47. La primera guerra mundial y las relaciones internacionales en el período de entreguerras. La crisis de 1929.
48. Fascismo y neofascismo: caracteres y circunstancias en que se desarrollan.
49. España: la II República y la guerra civil.
50. Las revoluciones rusas: creación, desarrollo y crisis de la URSS. Repercusiones internacionales.
51. Repercusiones de la segunda guerra mundial. Las relaciones internacionales después de 1945. La política de bloques. La ONU.
52. La descolonización de Asia y Africa: los problemas del Tercer Mundo.
53. La dictadura franquista: régimen político, evolución social y económica.
54. La construcción de la Comunidad Europea.
55. Teoría y función del arte. Análisis e interpretación de la obra de arte.
56. El arte clásico: Grecia y Roma.
57. El arte románico.
58. El arte islámico.
59. El arte gótico.
60. El arte del Renacimiento italiano y su influencia.
61. El arte barroco.
62. Velázquez y Goya en su contexto artístico.
63. Las artes plásticas del impresionismo a la abstracción.
64. La arquitectura en los siglos XIX y XX. El Modernismo.
65. Picasso, Dalí y Miró en su contexto artístico.
66. Interdependencias y desequilibrios en el mundo actual. Desarrollo y subdesarrollo. Desarrollo sostenible.
67. Análisis de la Constitución Española de 1978.
68. Organización económica y mundo del trabajo. La inflación, el desempleo y la política monetaria.
69. Regímenes políticos y sus conflictos internos en el mundo actual. Principales focos de tensión en las relaciones internacionales.
70. Medios de comunicación y sociedades de masas.
71. Revolución científico-técnica en el siglo XX. Implicaciones en la sociedad.
72. Cambio social y movimientos alternativos. Feminismo, pacifismo y ecologismo.